¿Qué es la Bioarqueología?
Bioarqueología,
también conocida como Osteoarqueología es una sub-especialidad de la
Antropología Física cuya meta es estudiar poblaciones pasadas por medio
del análisis de los restos óseos (huesos) provenientes de sitios arqueológicos.
Esta sub-disciplina combina métodos y teorías provenientes de la Antropología cultural y Arqueología.
Hoy
en día es un área de investigación bastante prolífica donde se han publicado en
los últimos años diversos manuales sobre metodología, ética y legal, así como
trabajos específicos sobre el estudio de la enfermedad en el pasado o la paleo-patología.
También su estudio incluye diferentes perspectivas como el estudio del cuerpo,
el género y el concepto de identidad. Las nuevas aplicaciones bioquímicas para
el estudio de los restos óseos en contextos arqueológicos suponen una
revolución en arqueología y existen numerosas publicaciones con respecto a
estudios de genética y la aplicación de ADN, así como de isótopos estables(átomos
con diferente carga) para investigar la subsistencia y la movilidad.
La creación de este
término causó polémica, pues hay quienes sostenían que no se trataba de una
disciplina nueva, ya que se practicaba en el campo de la antropología física.
En efecto, este tipo de estudios se han llevado a cabo desde hace mucho tiempo.
Por ejemplo, podemos
mencionar el trabajo pionero de Earnest Hooton durante la década de 1930. En su
estudio de los materiales óseos procedentes de Pecos Pueblo, Nuevo México,
realizó un análisis paleo-epidemiológico, tomando en cuenta la información
biológica y cultural de más de dos mil entierros. Además, este investigador se
ocupó de describir la morfología craneana y dental, tomando medidas de todos
los individuos. Décadas después, gracias a su cuidadosa labor en la recolección
de estos datos, ha sido posible llegar a nuevas interpretaciones a partir de
estos mismos esqueletos.
Durante esos mismos años, el famoso antropólogo físico mexicano Javier Romero Molina se encontraba realizando este tipo de investigaciones en nuestro país, hizo aportaciones muy buenas y dejó un legado en materia de modificaciones craneanas y dentales, así como sobre las trepanaciones, resulta invaluable.
Si
la disciplina no era nueva ¿por qué la necesidad de llamarla de otra manera?
La razón es que esto permitiría distinguirla de
la antropología física, cuyos alcances van mucho más allá de las poblaciones
arqueológicas. La rama encargada de su estudio se conoce tradicionalmente como Osteología, nombre que resultaba demasiado descriptivo. Así, el término elegido
para identificar a esta disciplina fue precisamente Bioarqueología, lo que permitió
darle un nuevo impulso a nivel mundial.
La
respuesta es sencilla, cualquiera que sea la formación primaria del
investigador, obligadamente debe tener una preparación académica en ambas ramas
de la antropología (Osteología y Arqueología.)
Los temas de estudio que abarca la
Bioarqueología son muy vastos. De acuerdo con Buikstra (creadora de este término), los tópicos más populares son
los rituales funerarios, el sacrificio humano, la dieta, las enfermedades en la
antigüedad, los movimientos poblacionales, las relaciones genéticas, las
actividades cotidianas y la paleo-demografía que es el estudio de las poblaciones que vivieron en el pasado, esto se puede conocer
con el uso de información escrita en documentos históricos que contienen datos
estadísticos (número de personas fallecidas, actas de nacimiento, cantidad de
enfermos en los hospitales,
etcétera).
Por su parte, Clark Spencer Larsen identifica otros temas de estudio, tales como el crecimiento, la adaptación, el estilo de vida y la historia de las poblaciones. De tal suerte, en la última década han proliferado las publicaciones sobre la violencia, el género, la niñez, el abuso infantil, la guerra, el cuidado, el sacrificio, entre otras.
Por su parte, Clark Spencer Larsen identifica otros temas de estudio, tales como el crecimiento, la adaptación, el estilo de vida y la historia de las poblaciones. De tal suerte, en la última década han proliferado las publicaciones sobre la violencia, el género, la niñez, el abuso infantil, la guerra, el cuidado, el sacrificio, entre otras.
En fin, es posible hacer Bioarqueología de cualquier
tema, siempre y cuando se busque contestar una pregunta arqueológica a partir
del análisis sistemático de los restos óseos humanos.
La
Bioarqueología en México
En nuestro país el panorama es muy alentador.
Cada vez más investigadores y estudiantes reconocen el enorme potencial que
esta disciplina ofrece a la interpretación de las culturas pasadas. La
Bioarqueología mexicana ha realizado aportes sustanciales en diferentes campos
de estudio. Por ejemplo, hasta hace pocos años los infantes no eran considerados
un sector importante para la interpretación de la dinámica social. No obstante,
a partir de trabajos recientes se ha llegado a la conclusión que los niños son
actores sociales importantes. Por otro lado, el estudio de los dientes ha
revelado un panorama inusitado para la disciplina. Además de permitirnos
estimar la edad de un individuo, podemos conocer a detalle su dieta, su
procedencia, la descendencia biológica e incluso las enfermedades que padeció.
En particular, el estudio del cálculo dental o sarro es una de las áreas de
investigación más prometedoras.
Museos de la guerra civil en España |
Dos prácticas culturales que han estado en la
mesa de discusión desde hace décadas son las modificaciones craneanas y
dentales. Actualmente se abordan desde una perspectiva más en función de
sistemas, lo que ha permitido contribuir a comprender la concepción del cuerpo
humano en Mesoamérica, y se ha constituido como una línea de investigación muy
prometedora.
Finalmente, los dos temas de estudio más recurrentes son, los funerales y el sacrificio humano. El cambio que llegó con la Bioarqueología es dejar atrás las simples descripciones sobre la posición y orientación de los esqueletos, para poder reconstruir las ceremonias que originaron estos contextos. De esta forma, debemos entender que los rituales funerarios se realizaban para socializar la pérdida de un ser querido, para lograr que la parte inmaterial de su cuerpo llegara al mundo de los muertos y para disponer de su cadáver, tal y como lo propuso Louis-Vincent Thomas, máximo exponente de la antropología de la muerte. En cuanto al sacrificio humano, hasta hace unas décadas este fenómeno solía estudiarse a partir de las fuentes históricas y la iconografía.
En nuestros días, el análisis directo de los
restos óseos abre un panorama insospechado que nos permite abordar este tema
tan lleno de discusión. El desarrollo de nuevas técnicas como el análisis de
isótopos (átomos con diferente masa atómica), para inferir patrones de
migración o dieta, o bien la antropología genética, están abriendo una
vertiente insospechada para la disciplina, lo cual nos ayuda a responder
preguntas culturales que difícilmente se podían abordar antes. De esta manera
podemos concluir certeramente que es factible contribuir al conocimiento de la
vida de los antiguos pobladores a través de los testigos tangibles de su
muerte: los restos óseos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario