miércoles, 10 de abril de 2019

La Bioarqueología


¿Qué es la Bioarqueología?


Bioarqueología, también conocida como Osteoarqueología es una sub-especialidad de la Antropología Física cuya meta es estudiar poblaciones pasadas por medio del análisis de los restos óseos (huesos) provenientes de sitios arqueológicos. Esta sub-disciplina combina métodos y teorías provenientes de la Antropología cultural y Arqueología.






La Bioarqueología es una disciplina que nace en Estados Unidos a finales de los años setenta (el término que se usa fue propuesto por Jane Buikstra en el año 1977) derivado de los primeros estudios antropológicos, y que depende del país donde uno se encuentre hace referencia exclusivamente al estudio de restos óseos humanos como en Estados Unidos o a restos osteoarqueológicos en Reino Unido(también llamada zoo arqueología) entendido como la combinación del estudio de restos óseos humanos y animales. Aunque es una disciplina muy nueva y en desarrollo, su objetivo es el estudio combinado de los restos biológicos en contextos arqueológicos.

Hoy en día es un área de investigación bastante prolífica donde se han publicado en los últimos años diversos manuales sobre metodología, ética y legal, así como trabajos específicos sobre el estudio de la enfermedad en el pasado o la paleo-patología. También su estudio incluye diferentes perspectivas como el estudio del cuerpo, el género y el concepto de identidad. Las nuevas aplicaciones bioquímicas para el estudio de los restos óseos en contextos arqueológicos suponen una revolución en arqueología y existen numerosas publicaciones con respecto a estudios de genética y la aplicación de ADN, así como de isótopos estables(átomos con diferente carga) para investigar la subsistencia y la movilidad.

Bioarqueología. Reconstruyendo la vida a partir de la muerte
La creación de este término causó polémica, pues hay quienes sostenían que no se trataba de una disciplina nueva, ya que se practicaba en el campo de la antropología física. En efecto, este tipo de estudios se han llevado a cabo desde hace mucho tiempo.

Por ejemplo, podemos mencionar el trabajo pionero de Earnest Hooton durante la década de 1930. En su estudio de los materiales óseos procedentes de Pecos Pueblo, Nuevo México, realizó un análisis paleo-epidemiológico, tomando en cuenta la información biológica y cultural de más de dos mil entierros. Además, este investigador se ocupó de describir la morfología craneana y dental, tomando medidas de todos los individuos. Décadas después, gracias a su cuidadosa labor en la recolección de estos datos, ha sido posible llegar a nuevas interpretaciones a partir de estos mismos esqueletos. 





Durante esos mismos años, el famoso antropólogo físico mexicano Javier Romero Molina se encontraba realizando este tipo de investigaciones en nuestro país, hizo aportaciones muy buenas y dejó un legado en materia de modificaciones craneanas y dentales, así como sobre las trepanaciones, resulta invaluable.





Si la disciplina no era nueva ¿por qué la necesidad de llamarla de otra manera?
La razón es que esto permitiría distinguirla de la antropología física, cuyos alcances van mucho más allá de las poblaciones arqueológicas. La rama encargada de su estudio se conoce tradicionalmente como Osteología, nombre que resultaba demasiado descriptivo. Así, el término elegido para identificar a esta disciplina fue precisamente Bioarqueología, lo que permitió darle un nuevo impulso a nivel mundial.
                            
¿Se trata de un campo de estudio para arqueólogos o para antropólogos físicos?
 La respuesta es sencilla, cualquiera que sea la formación primaria del investigador, obligadamente debe tener una preparación académica en ambas ramas de la antropología (Osteología y Arqueología.)


¿Que estudia la Bioarqueología?
Los temas de estudio que abarca la Bioarqueología son muy vastos. De acuerdo con Buikstra (creadora de  este término), los tópicos más populares son los rituales funerarios, el sacrificio humano, la dieta, las enfermedades en la antigüedad, los movimientos poblacionales, las relaciones genéticas, las actividades cotidianas y la paleo-demografía que es el estudio de las  poblaciones que  vivieron en el pasado, esto se puede conocer con el uso de información escrita en documentos históricos que contienen datos estadísticos (número de personas fallecidas, actas de nacimiento, cantidad de enfermos en los hospitales,  etcétera). 




Por su parte, Clark Spencer Larsen identifica otros temas de estudio, tales como el crecimiento, la adaptación, el estilo de vida y la historia de las poblaciones. De tal suerte, en la última década han proliferado las publicaciones sobre la violencia, el género, la niñez, el abuso infantil, la guerra, el cuidado, el sacrificio, entre otras.

En fin, es posible hacer Bioarqueología de cualquier tema, siempre y cuando se busque contestar una pregunta arqueológica a partir del análisis sistemático de los restos óseos humanos.

La Bioarqueología en México

En nuestro país el panorama es muy alentador. Cada vez más investigadores y estudiantes reconocen el enorme potencial que esta disciplina ofrece a la interpretación de las culturas pasadas. La Bioarqueología mexicana ha realizado aportes sustanciales en diferentes campos de estudio. Por ejemplo, hasta hace pocos años los infantes no eran considerados un sector importante para la interpretación de la dinámica social. No obstante, a partir de trabajos recientes se ha llegado a la conclusión que los niños son actores sociales importantes. Por otro lado, el estudio de los dientes ha revelado un panorama inusitado para la disciplina. Además de permitirnos estimar la edad de un individuo, podemos conocer a detalle su dieta, su procedencia, la descendencia biológica e incluso las enfermedades que padeció. En particular, el estudio del cálculo dental o sarro es una de las áreas de investigación más prometedoras.

Museos de la guerra civil en España
Sin lugar a dudas, uno de los campos que aún es necesario fortalecer en nuestro país es la Bioarqueología de la guerra, la cual ha sido abordadacon gran éxito en otras regiones culturales, como en los Andes. Enefecto, a través del análisis de las huellas de violencia antemortem (antes de la muerte) perimortem (cualquier lesión asociada con la muerte) también la información contextual, es posible contribuir al entendimiento delos conflictos bélicos(guerras) en los quese involucraron las sociedades antiguas. Uno de los mejores ejemplos es el caso de Teotihuacán, donde el análisis de los restos humanos encontrados en el Templo de Quetzalcóatl y la Pirámide de la Luna ha permitido a los especialistas saber que esta sociedad no era el Estado pacifista que se creía por mucho tiempo.

Dos prácticas culturales que han estado en la mesa de discusión desde hace décadas son las modificaciones craneanas y dentales. Actualmente se abordan desde una perspectiva más en función de sistemas, lo que ha permitido contribuir a comprender la concepción del cuerpo humano en Mesoamérica, y se ha constituido como una línea de investigación muy prometedora.








Finalmente, los dos temas de estudio más recurrentes son, los funerales y el sacrificio humano. El cambio que llegó con la Bioarqueología es dejar atrás las simples descripciones sobre la posición y orientación de los esqueletos, para poder reconstruir las ceremonias que originaron estos contextos. De esta forma, debemos entender que los rituales funerarios se realizaban para socializar la pérdida de un ser querido, para lograr que la parte inmaterial de su cuerpo llegara al mundo de los muertos y para disponer de su cadáver, tal y como lo propuso Louis-Vincent Thomas, máximo exponente de la antropología de la muerte. En cuanto al sacrificio humano, hasta hace unas décadas este fenómeno solía estudiarse a partir de las fuentes históricas y la iconografía.



En nuestros días, el análisis directo de los restos óseos abre un panorama insospechado que nos permite abordar este tema tan lleno de discusión. El desarrollo de nuevas técnicas como el análisis de isótopos (átomos con diferente masa atómica), para inferir patrones de migración o dieta, o bien la antropología genética, están abriendo una vertiente insospechada para la disciplina, lo cual nos ayuda a responder preguntas culturales que difícilmente se podían abordar antes. De esta manera podemos concluir certeramente que es factible contribuir al conocimiento de la vida de los antiguos pobladores a través de los testigos tangibles de su muerte: los restos óseos.






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