¿Cómo convergen la genética de poblaciones y la arqueología?
Cómo se ha venido argumentando en esta página, la genética de poblaciones y la arqueología tienen algo en común.
La genética es una rama emergente de la biología molecular que ha tenido gran impacto en la actualidad, no sólo para comprender la herencia y desarrollar ingeniería genética.
También es utilizado por algunos genetistas con intereses evolutivos para datar y reconstruir la historia evolutiva de las especies.
Reconstruir la historia evolutiva puede ser una técnica algo confusa al momento de hacer coincidir fechas con la evolución de especies y los restos arqueológicos encontrados. Una de las herramientas utilizadas para armar este rompecabezas histórico es el uso del reloj molecular.
El principio del reloj molecular se basa principalmente en el análisis de secuencias, la presencia de mutaciones y el tiempo. Las mutaciones, como ya se ha explicado, ocurren a una taza bien identificada en donde la maquinara de la biología molecular comete errores. Sin embargo, el tiempo es un factor muy importante al momento de hablar de especies evolucionadas.
Es decir, entre mayor sea el tiempo mayor será el número de mutaciones acumuladas en la especie. Alguna de estas mutaciones son silenciosas y no se expresan en el fenotipo, pero existen mutaciones que si se expresan. De cualquier manera, estos cambios en el genoma generan las bifurcaciones entre las especies.
Una de las aplicaciones que se le ha dado al reloj molecular es el contra argumentar dataciones obtenidas por restos fósiles. Por ejemplo, la revista "BBC mundo" presenta un artículo, en donde, se cuestiona que el origen de las plantas ocurrió 100 millones de años antes de lo que se pensaba.
Aquí, el reloj molecular presentó un papel crucial en este articulo publicado el pasado 21 de Febrero del 2018. " "Las plantas terrestres aparecieron hace 500 millones de años, decenas de cientos de años antes de lo que los fósiles sugieren", dice Philip Donoghue, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol y coautor del estudio.
Con esta nueva técnica teórica se pretende realizar un estudio más preciso y detallado del origen de las especies. En este caso, el reloj molecular es utilizado para combinar la evidencia de las diferencias genéticas entre especies de plantas vivas y de fósiles.
"Conociendo un típico ritmo de mutación, los científicos pueden estimar hace cuánto tiempo las especies se dividieron, basados en las diferencia en el ADN", explica la periodista Elizabeth Pennisi, de la revista Science. "Nuestros resultados muestran que los ancestros de nuestras plantas terrestres estaban vivos a mediados del periodo Cámbrico, que es una edad similar a la de los primeros animales terrestres", dijo Puttick. Este hallazgo a partir del "reloj molecular" pone en cuestión las teorías existentes sobre la evolución de las plantas terrestres.
"Sabemos que las primeras plantas refrescaron el clima y aumentaron los niveles de oxígeno en la atmósfera de la tierra", afirmó Lenton, quien no estuvo involucrado en el estudio.
La propagación de las plantas por el mundo y sus adaptaciones a la vida tuvieron influencia en los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera y las temperaturas globales, lo que hizo posible la vida en la Tierra.
Según explican los autores del estudio, las plantas son importantes contribuyentes en los cambios químicos de las rocas continentales, un proceso clave en el ciclo del carbono que regula la atmósfera de la Tierra y el clima a o largo de millones de años."